¡¿De qué hablamos cuando hablamos de marketing estratégico?!

Para pensar qué es, vamos a hacer una analogía futbolera. Cuando juega la selección, creemos que sabemos tanto del tema como para opinar sobre las decisiones que toma el DT. Con el marketing sucede algo similar. Todos creemos que sabemos de marketing porque está presente en nuestro día a día, pero ¿es realmente así?

Para empezar, el marketing es una disciplina que se ocupa de entender los deseos y necesidades de las personas para satisfacerlas de la mejor forma posible, y que tiene apoyatura en distintas ciencias o disciplinas tales como la economía, psicología, sociología, estadística, ciencia de datos, por mencionar solo algunas.

Me atrevo a decir que el marketing pone más foco en los deseos que en las necesidades. Mientras las necesidades son transversales a todas las personas y finitas (necesidades en torno a alimentación, cobijo, protección, vestimenta), los deseos son infinitos y propios de cada quien. Me gusta la imagen de un rulo ascendente que señala cómo en el momento que se concreta el deseo, al tiempo éste se reconfigura y toma otra forma.

Ad Infinitum

Así, ad infinitum.

Eso es lo que nos motoriza y, a la vez, genera que convivamos con la sensación de cierta ausencia, con la percepción de que “nos falta algo”. Por eso decimos que la esencia del marketing estratégico está en la lógica del deseo. O lo que es similar: en la falta del objeto que deseo.

En ese sentido, resulta interesante preguntarse qué compramos entonces, cuando compramos. Esto es: qué estamos depositando en la adquisición de tal producto o experiencia.

En los cursos que doy, en las primeras clases me gusta invitar a realizar el siguiente ejercicio.

1. Observá las adquisiciones que realices por el transcurso de una semana.

No solo a bienes físicos sino también a servicios. Ejemplo: saqué entradas para tal obra de teatro, fui al masajista, me hice las uñas o fui a la barbería, comí en tal restaurant. Básicamente te pido que registres todas las interacciones que tengas con dinero de por medio.

2. Preguntate 5 veces por qué adquiriste eso.

Cada respuesta tiene que ir un grado más en profundidad que la anterior, hasta llegar al fondo de la cuestión que es identificar qué deseo o qué se nos pone de juego en esa transacción.

Si hacés el ejercicio, después si querés escribime por privado a ver qué descubriste.

¡Nos vemos en el próximo post!